jueves, 28 de enero de 2010

Los escombros

The underneath's no big surprise...
Plug in baby, Muse

Los escombros; polveros amigos mandatarios del recuerdo inimaginable pero saboreable ante el olor y el gusto de lo que cala en silencio por los sabedores rincones del irremediable comienzo, el olvido maquinario del paralelo incómodo. Tendiendo juegos bajo la lluvia de balas que no discriminan, de refugios paradisiacos; de preguntas vencedoras que sobre respuestas en huelga van cohibidas de velocidad blancuzca, pulverizada en líneas de levante. Aditivos para el silencio juegan con el indeciso tumbo del contrabando mental dictando leyes que sabemos dolosas. Suelo. Matizando oquedades fatíricas.

Robótico es el avance intolerante de esos clicks segunderos, que emplazan al castigo, cual tirano nauseabundo, los más terríficos dolores de la incomprendida indiferencia, correctora de señales sin sueño, sabedora de oquedades empeñadas cada una a debilitar el entredicho de lo que pudo suceder. Ya en el vacío, lleno de pérdida, se unen eufemismos conspiradores, maquiavélicas comparsas del exalto y el silencio.

Hay que darle la vuelta a este monocromático asunto, sabiendo que en los 180° es todo tan confuso que tus zapatos no me quedan. Las ventanas rotas, hay que cambiarlas porque ya el viento empieza a arremolinarse.