Mirando una foto de no hace mucho tiempo me puse a pensar. Tan estática y decoradora, dentro de un marco y sobre un mueble de madera y vidrio templado, mientras los representados en imagen quién sabe qué estarán haciendo en este momento. Uno de ellos-eso si lo sé- escribe estas líneas flotando en Vodka Tonic a la par de preguntarse cómo es que la gente cambia tanto.
Todos lucen contentos en esa foto, algunos, amigos de siempre, otros que consideraba como tales preferiría borrarlos, otros que no conocí a fondo nunca y algunos más que no imaginé apreciar tanto en estos momentos.
Uno, directivo de empresa propone matrimonio a su coworker, se comprometen; 2 semanas después rompen y él amenaza con correrla. ¿Qué, en verdad es tan alterable y adulterable la psique humana? ¿Tan incontrolables e incontenibles nos volvemos al turnar la cabeza en centésimas de segundo? El ser humano es el único animal capaz de racionalizar los sentimientos, por ende, nos empeñamos en sabotearlos.
Todos lucen contentos en esa foto, algunos, amigos de siempre, otros que consideraba como tales preferiría borrarlos, otros que no conocí a fondo nunca y algunos más que no imaginé apreciar tanto en estos momentos.
Uno, directivo de empresa propone matrimonio a su coworker, se comprometen; 2 semanas después rompen y él amenaza con correrla. ¿Qué, en verdad es tan alterable y adulterable la psique humana? ¿Tan incontrolables e incontenibles nos volvemos al turnar la cabeza en centésimas de segundo? El ser humano es el único animal capaz de racionalizar los sentimientos, por ende, nos empeñamos en sabotearlos.
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