Necesitaba entender que no por ser el más inadecueado y ferviente seguidor de
las raciones del exceso tenía de plano que clavarme en esas lides olvidándome de todo lo demás. Ya aprendí que por muy deportista de los extremos que uno quiera ser,
es necesario ser el primer comandante de la división del cobardismo, claro,
refiréndome por supuesto
al cobardismo oportuno mas no al oportunista. Uno tiene que entender y emprender la
para nada graciosa huída en el momento justo, para así poder contarle a los demás
internos del recato las pasiones de los finos placeres
de la libertina libertad. Por otra parte, claro que no por quitarte el traje de Clark traes debajo el
azul rey y la
"S" en el pecho,
mucho menos los poderes acompañantes.
Mi dama de compañía -por ahora- es la terca necedad de andar queriendo siempre más y de más, lo que le sigue y a lo que viene. Pero su tarifa en moneda de cambio es también el recato en austeridad y la rienda suelta en abundancia, es decir,
el pato no puede nadar si primero no hay agua para beber.Lo bueno de no ser pato es que para beber hay whisky y para nadar, problemas, para variar.
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