jueves, 11 de diciembre de 2008

Para llevar

Las sobras de una noche larga, las migajas de la perversión. Un afiche de entre tantas líneas repartidas, dictados de anacronía, colores que se escuchan en el eco de la espalda desnuda, el sudor escrito, el legado de fusiones a distancia y con abismos indescriptibles, como coitos mentales.
No te miento, ni te lo escondo, me preguntaba el sabor de tu hendidura cuando hablábamos con la mirada en las pupilas. Con un beso comenzó y supe que este fin de año no sería tan frío, por lo menos en la cama y en el piso, en el auto.

Me gusta la crueldad cuando viene enlatada en alguien tan zafada, me gusta el cinismo pintado de locura y también la escultura que derribamos por la tarde tan solo por el sabor de las respiraciones con jadeos y de persianas abiertas.

Me gustan esos cuadritos de cartón sumergidos del sabor amargo bajo la lengua, me gusta componer el mundo con una herramienta tan simple como un chicle de $1 peso, la respuesta más sencilla es casi siempre el camino más correcto.

No nos debemos nada más que todo. No nos atamos para nada, sólo cuando estamos cuerpo a cuerpo y con la mente en el mismo cuarto nos podemos ir de él sin siquiera movernos.

Quién sabe cuándo nos veremos de nuevo porque quedamos en no buscarnos directamente, sólo sé que puedo pasar, de vez en vez, por ese restaurante tuyo y pedir una sopa de lima para llevar, esperar a que salgas y dispongas de una mentirilla siniestra para así añadirte al pedido no sin antes despedirte de tu marido con un tierno beso. Te espero a la vuelta.

2 comentarios:

andrea. dijo...

Vodka; así es.
Saludos, pretencioso !

Yo Pretencioso dijo...

Saludos andreaaa. Se me antojó un Vodka Tonic.